21/7/09

1924, el Karaoke gigante de los hermanos Fleischer

Cientos de personas cantan a la vez una melodía popular mientras una bolita saltarina les indica la letra y el ritmo correctos; el teatro entero está pendiente de la música y de los subtítulos que aparecen en la pantalla.
¿Es el sueño enfebrecido de un loco del karaoke?

No. La bouncing ball, la bola saltarina, fue una de las grandes novedades cinematográficas de 1926. Sus creadores, los hermanos Max y Dave Fleischer, iban a convertirse en los competidores más serios de Disney gracias a ese invento y a personajes inolvidables como Koko el payaso, Betty Boop o Popeye el marino.
Broadway, Nueva York, 1924. Los Fleischer iniciaron la producción de unos innovadores cortos que incorporaban sonido. Utilizaban el sistema Phonofilm, desarrollado por Lee De Forest, que registraba la música directamente sobre la película para su proyección sincronizada con las imágenes. Esta tecnología no ofrecía todavía mucha calidad, por lo que su uso quedó circunscrito a números musicales, vodevil y sketches cómicos. El cine sonoro, tal y como hoy lo conocemos, no nacería hasta 1929.

Con aquellos cortos, los hermanos pretendían convertir al público en parte activa del espectáculo. Para ello, introdujeron la bouncing ball. Se trataba de una bola que se movía por la pantalla indicando el ritmo de la canción que se proyectaba y se oía; la pelota saltaba de sílaba en sílaba sobre unos subtítulos que reproducían la letra. Karaoke en su fase primitiva y más espectacular. Entre 1924 y 1927 realizaron 36 de esos cortos, de unos 3 minutos cada uno, con el título Song Car-Tunes.
A partir de 1929 reanudaron la producción con el nombre de Screen Songs. Integraban dibujos animados e imágenes reales de los cantantes y las orquestas más populares del momento. La explosiva Betty Boop protagonizó algunos de ellos junto a artistas como Joan Crawford, Jean Harlow o Eddie Cantor, auténticas estrellas de Hollywood.
Incluyo una de esas Screen Songs, de algo más de 7 minutos de duración, realizada en 1932 (apretad el botón rojo HQ para mejorar la calidad). La primera parte es una deliciosa caricatura de un cabaré al que se añade, al final del vídeo, la actuación de la cantante francesa Irene Bordoni con una personalísima versión de Just a Gigolo. La letra aparece en pantalla y el público del teatro la canta siguiendo el ritmo de la bouncing ball.

En También mueren ángeles en primavera, Eddy explica al detective Ferrer su relación con Irene Bordoni en Nueva York, mientras escuchan en el gramófono la canción Let’s Misbehave, de Cole Porter. Podéis oír esta versión, de 1928, en el segundo de los enlaces.

Nota al pie. Por cierto –y sobre eso escribiré otro día–, uno de los grandes valedores del Phonofilm en España fue el dictador Miguel Primo de Rivera, que rodó algún que otro mensaje político con ese sistema sonoro.

3 comentarios:

Jokin dijo...

En grande, me lo he pasado en grande.
Igual de interesante que las novelas.

José Luis Ibáñez Ridao dijo...

Gracias, Jokin. Espero que sigas conectado al blog y lo recomiendes, aún me quedan un montón de historias y personajes que publicar. Un abrazo.

Elena dijo...

Gracias José Luis por regalarnos con tus letras...siempre gratifica y refresca, sobre todo, ahora que estamos en agosto...

Un beso grande desde Gran Canaria,

Elena

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