9/9/09

La maldición de "María de la O"


Quienes conocen al detective Toni Ferrer saben que cojea ligeramente y que la rodilla izquierda se le encasquilla de vez en cuando a consecuencia de un balazo; lo recibió durante la investigación del incendio que destruyó los estudios de cine Orphea, en el Palacio de la Química de Montjuïc, en febrero de 1936. El suceso conmocionó a una ciudad que se postulaba, sin éxito, como gran centro de producción cinematográfica del sur de Europa. La portada de La Vanguardia da fe del interés que despertó aquel drama.

El 6 de febrero fue un día grande para los cinéfilos. Por la mañana, en los estudios Orphea, se dio la primera vuelta de manivela al rodaje más esperado del año, María de la O, con Pastora Imperio, Carmen Amaya, Julio Peña y Antonio Moreno en los papeles protagonistas y la dirección de Francisco Elías, uno de los realizadores más populares del momento. Taquillazo seguro. Se invitó a toda la prensa española. Para oficiar como maestro de ceremonias viajó a Barcelona el productor, Saturnino Ulargui, que invitó a los periodistas a almorzar en el famoso restaurante Euzcadi.

Pocas horas después, el día 7, los estudios ardieron como una tea. El fuego se cobró una víctima mortal y provocó daños por más de un millón de pesetas, un dineral en un país cuyo sueldo industrial medio apenas superaba las 3.000 pesetas anuales. La compañía de seguros encargó la investigación a Ferrer –y en las novelas tenéis el desenlace–.
El incendio comenzó hacia las 6 de la mañana, en el plató n.º 2 de los estudios. Subidos a un andamio de diez metros de altura, unos obreros colocaban una capa aislante de paja y arpillera cuando, quizás a causa de un cortocircuito, una pila de arpillera empezó a arder. Entre paja y cartón piedra las llamas se extendieron con rapidez Dos operarios se lanzaron al suelo desde el andamio y sufrieron fracturas graves; a un tercero, Gil Carranza, burgalés de 24 años, la estructura se le vino encima antes de que pudiera ponerse a salvo. Murió aplastado y su cuerpo quedó carbonizado.

En aquel plató se encontraban los dos decorados principales de María de la O: el patio de una casa de vecinos de Sevilla y el estudio de un pintor. No se pudo salvar nada. Los productores tuvieron que volver a empezar en otros platós de menor tamaño y dotación técnica. Los Orphea fueron los primeros estudios construidos en España para rodar con el sonido y la tecnología más avanzados. Eran de capital francés con participación de la Generalitat y de algunos empresarios catalanes. El suceso fue recogido de inmediato por los noticiarios cinematográficos, como se puede comprobar en el anuncio de la sala Savoy del 11 de febrero.

El gafe de María de la O continuó en marzo, al estallar un conflicto laboral entre la Unión Española Profesional de Técnicos Cinematográficos y Orphea Films a propósito de la contratación de personal extranjero. Se paralizó la producción durante unos días hasta que el consejero de Trabajo solucionó el problema obligando a Orphea a despedir a tres técnicos franceses y sustituirlos por otros tantos españoles.

Por fin, el 14 de abril se dio por acabado el rodaje en interiores y el equipo se dirigió a Granada para los exteriores. La película se acabaría de montar en junio para proyectarla durante el verano. No dio tiempo. La maldición. Antes de distribuirla, estalló la Guerra Civil. Tres años después, con el país en ruinas, María de la O fue estrenada el 27 de noviembre de 1939 en los cines Imperial y Palacio de la Prensa de Madrid.Como cierre del artículo, disfrutad de algunas escenas de la película.

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