27/7/09

La cupletista y los piratas de La Grande Frégate




Toni Ferrer, responsable operativo de los Servicios de Información de la Generalitat catalana en También mueren ángeles en primavera, hablaba con respeto de sus rivales franquistas, a los que apoda Los piratas de la Grande Frégate.La Grande Frégate era un sólido casón de piedra situado en las afueras de Biarritz, en el País Vasco francés, apenas a 30 km de la frontera española. Allí se estableció en 1936 el SIFNE, Servicio de Información del Nordeste de España, la primera agencia de espionaje profesional con que contó el bando nacional.
Su director fue el abogado y ex ministro monárquico, Josep Bertrán i Musitu. Lo más curioso es que tenía un carácter particular –casi de empresa– y no formaba parte del nuevo Estado.Para su diseño, Bertrán contó con el asesoramiento y ayuda material de la Abwehr y de la Gestapo alemanas y de la OVRA y del SIM italianos. Pronto dispuso de una importante red de apoyos en Europa con una oficina de representación en París. Empresarios catalanes, como Francesc Cambó, ofrecieron su favor económico y político; el escritor Josep Pla y el periodista Carles Sentís formaron parte de sus colaboradores activos.El SIFNE utilizaba cuatro vías de información: la prensa republicana –hasta el más pequeño boletín impreso artesanalmente en las trincheras–, los refugiados que huían de la llamada “zona roja”, espías enviados a Barcelona, Madrid y Valencia con distintas tapaderas y los quintacolumnistas, gente corriente que colaboraba con ellos cometiendo atentados, haciendo sabotajes o facilitando información de carácter militar a través de transmisiones de radio codificadas. Con esas fuentes, el SIFNE pudo elaborar más de 300 mapas y planos muy detallados de objetivos situados esencialmente en Catalunya y en el frente de Aragón (incluyo uno de ellos como ejemplo). En febrero de 1938, fue absorbido por los Servicios de Información Política y Militar que dirigía el coronel Ungría.De entre toda la galería de personajes que, en un momento u otro, pudieron echar una mano a Bertrán y sus agentes, destaca la famosa cantante Raquel Meller. Según recoge el periódico ABC de Madrid, en agosto de 1937, una de sus villas en la Costa Azul, llamada Mar y Cielo, era utilizada como oficina provisional del SIFNE y alojamiento de agentes de paso hacia Alemania e Italia; reproducía un reportaje publicado días antes por un semanario de Marsella.
Raquel Meller, nombre artístico de Francisca Marqués, nació en Tarazona en 1888, y fue una de nuestras primeras grandes estrellas mediáticas. Debutó en 1907 en el Paralelo barcelonés, en donde popularizó las canciones La violetera y El relicario. En poco más de una década alcanzó un gran prestigio internacional, tanto en los escenarios como en las pantallas cinematográficas. Viajó a Francia por primera vez en 1919; años después se estableció en Niza y se atrevió, incluso, a cantar en francés, como se puede comprobar en el primero de los dos enlaces a YouTube. En Je ne sais pas, una coqueta Meller confiesa que “para pronunciar las palabras / lo digo con sinceridad / como soy española / tengo dificultad”. Tal cual.En 1926, siendo ya una estrella europea, se trasladó a los Estados Unidos, con un buen aparato publicitario, como recoge el segundo de los enlaces que incluyo. Nada que envidiar a sus sucesoras del siglo XXI.

1 comentario:

David (hispanus) dijo...

Hola José Luis,

A Raquel Meller "la conocí" por primera vez en una exposición de fotografía, fotografías de principios del s. XX realizadas por Alfonso Sánchez García; una exposición magnífica, por cierto.

Es muy poco lo que conozco sobre esta cantante y su música aún no ha llegado a gustarme del todo, pero lo cierto es que cada vez oigo o leo más sobre ella.

Creo que, al final, me acabará gustando.

Saludos.

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