El 28 de enero de 1907, trescientas corporaciones locales catalanas se reunieron en Barcelona para tratar sobre la inseguridad en la capital; grupos anarquistas llevaban años poniendo bombas sin que el gobierno hubiera sido capaz de atajar la sangría. Con unas condiciones sanitarias infectas en los barrios populares, tasas de mortandad superiores a las de Calcuta y unas enormes diferencias sociales, la ciudad era un polvorín.Retrato de una época en compañía de los personajes, reales e imaginarios, de las novelas "Nadie debería matar en otoño" y "También mueren ángeles en primavera"
30/3/10
Más perdido que un detective de Scotland Yard en Barcelona
El 28 de enero de 1907, trescientas corporaciones locales catalanas se reunieron en Barcelona para tratar sobre la inseguridad en la capital; grupos anarquistas llevaban años poniendo bombas sin que el gobierno hubiera sido capaz de atajar la sangría. Con unas condiciones sanitarias infectas en los barrios populares, tasas de mortandad superiores a las de Calcuta y unas enormes diferencias sociales, la ciudad era un polvorín.
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