Detective Ferrer. La cara B de la historia
Retrato de una época en compañía de los personajes, reales e imaginarios, de las novelas "Nadie debería matar en otoño" y "También mueren ángeles en primavera"
14/2/11
15/12/10
Fantômas, artista de cabaré

Cientos de personas abarrotaban la rotonda Cánovas, del hotel Palace de Madrid. A un lado, se elevaba un majestuoso sepulcro de aire clasicista, la supuesta tumba de un héroe griego. A las cuatro en punto, la orquesta atacó la marcha fúnebre, mientras la multitud contenía el aliento. Atenuaron la luz de las arañas y apareció el cortejo. Lo abría, envuelto en un elegante sudario de seda negra, Eddy Arcos, Fantômas, que iba a enterrarse en vida durante seis días, sin agua ni alimento alguno. Una dama se desvaneció cuando el célebre aventurero se detuvo ante el túmulo y posó las manos sobre el sarcófago.
1/12/10
Locard, un Sherlock Holmes con microscopio

Nick – Zapatos de tacón alto... quizás fue raptada. ¿Conocía al tío?¿Usó su coche o el de ella?
Grissom – Principio de Locard: se llevó parte de ella con él y dejó parte de él aquí.
Aquel era el homenaje de los famosos forenses televisivos a uno de los padres de la criminología moderna. El principio de intercambio de Locard revolucionó, en la década de 1920, la investigación criminal. Aún tiene –90 años después– plena vigencia.
8/5/10
Las cartas perdidas de Fantômas


Ahí están. Mágicas. Son solo cinco piezas de papel: tres cartas y una postal de Eduardo Eddy Arcos a la que fue su amante, Leonor Fioravanti, y otra carta al hijo de ésta, José Luis. Sin embargo, no deja de emocionarme tocar el papel que usó y leer los mensajes que escribió El rey de los ladrones hace unos setenta años. Han permanecido ocultas hasta que las encontró una sobrina de mi buen amigo Eduardo, el nieto de Fantômas.
30/3/10
Más perdido que un detective de Scotland Yard en Barcelona

20/2/10
El hombre que se parecía a Alfonso XIII

Antonio Llucià es una de las personalidades más enigmáticas del crimen de alto copete de la primera mitad del siglo XX. Si a Eduardo Arcos, Fantômas, se le consideraba el Rey de los ladrones, Llucià bien pudo ser –no es este un terreno en el que abunden las estadísticas– el Príncipe de los estafadores.
10/2/10
Escuela de detectives con el comisario Casal
El caballero cuya imagen abre el post es Manuel Casal, excomisario de policía y autor de uno de los manuales de detective privado más populares de los años 30 y 40. El libro, del que adjunto la portadilla, se titulaba La delincuencia y el hampa (manual del perfecto investigador).
17/12/09
Vamos de tiendas... o de grandes almacenes
Una de las escenas
más importantes de También mueren ángeles en primavera tiene como escenario los Almacenes Jorba, en el Portal de l’Àngel de Barcelona, muy cerca de Telefónica, en donde estallaron los Hechos de Mayo de 1937.

El centro de la ciudad contaba en aquella época con más de media docena de esos gigantes comerciales, ubicados en magníficos edificios que, en su mayoría, todavía podemos admirar. Los tres más afamados eran El Siglo, Jorba y El Águila.
21/11/09
Los primeros detectives privados españoles

27/10/09
"CSI" en la Guerra Civil: el Laboratorio Criminalístico de Barcelona

En diciembre de 1936, en plena Guerra Civil, se inauguró el Laboratorio Criminalístico de Barcelona. Su primer director fue José López de Sagredo, jefe del Gabinete de Identificación de la policía y uno de los personajes reales de También mueren ángeles en primavera. Es más: un análisis del laboratorio es el que pone al detective Ferrer sobre la pista con la que resolverá el caso de los ángeles asesinados.
20/10/09
Drama silenciado: Guerra Civil y trata de blancas

La trama de También mueren ángeles en primavera comienza el 20 de abril de 1937, el día en el que se vieron volar sobre Barcelona las primeras golondrinas del año. Sólo dos días después, el 22, acabó el rodaje de Barrios bajos, un largometraje producido por SIE Films –Sindicato de la Industria del Espectáculo–, dirigido por Pedro Puche y protagonizado por José Telmo y Rosita de Cabo, dos populares estrellas de la época.
30/9/09
El cine y las heroicas hazañas del marino Antonio Col

16/9/09
El comisario, el detective y el robo del Tesoro del Delfín

El 3 de marzo de 1929, falleció el comisario Ramón Fernández-Luna, una de las figuras más brillantes y controvertidas de la policía española durante el primer cuarto del siglo XX.
Fue él quien desenmascaró a Eduardo Arcos, Fantômas, en 1916 y el que, como se explica en Nadie debería matar en otoño, ofreció los primeros encargos profesionales a Toni Ferrer cuando éste se estableció como detective privado.
Fue él quien desenmascaró a Eduardo Arcos, Fantômas, en 1916 y el que, como se explica en Nadie debería matar en otoño, ofreció los primeros encargos profesionales a Toni Ferrer cuando éste se estableció como detective privado.
9/9/09
La maldición de "María de la O"

Quienes conocen al detective Toni Ferrer saben que cojea ligeramente y que la rodilla izquierda se le encasquilla de vez en cuando a consecuencia de un balazo; lo recibió durante la investigación del incendio que destruyó los estudios de cine Orphea, en el Palacio de la Química de Montjuïc, en febrero de 1936. El suceso conmocionó a una ciudad que se postulaba, sin éxito, como gran centro de producción cinematográfica del sur de Europa. La portada de La Vanguardia da fe del interés que despertó aquel drama.
1/9/09
El criminólogo que metió la pata en el proceso más famoso de la historia

Olvidaos por un momento de CSI y demás películas realizadas a mayor gloria de los forenses norteamericanos. Hubo un tiempo en el que los grandes avances de la criminología vinieron de Francia. En También mueren ángeles en primavera explico la amistad que unía a José López de Sagredo, director del Laboratorio Criminalístico de Barcelona, y a Edmond Locard, su colega de Lyón, un Mozart de la ciencia forense que sintetizó lo mejor del pasado y sentó las bases para el desarrollo futuro de su disciplina.
2/8/09
El misterioso caso del millonario que se esfumó a 1.000 metros de altura... y sin dejar rastro

Martes 3 de julio de 1928, hacia las 20 h. Canal de la Mancha. Un trimotor Fokker vuela a 1.200 m de altitud rumbo sudeste; ha partido del aeródromo inglés de Croydon con destino a Bruselas. El cielo está despejado y sopla un viento flojo. El aparato es propiedad del empresario belga Alfred Loewenstein, uno de los hombres más ricos del mundo. Junto a él viajan el piloto y un ayudante, dos dactilógrafas –una para francés y otra para inglés–, su secretario, Hodges, y su ayuda de cámara, Baxter.
Al sobrevolar la costa francesa, en el Pas-de-Calais, el multimillonario va al lavabo.No volvería a ser visto con vida.
27/7/09
La cupletista y los piratas de La Grande Frégate
Toni Ferrer, responsable operativo de los Servicios de Información de la Generalitat catalana en También mueren ángeles en primavera, hablaba con respeto de sus rivales franquistas, a los que apoda Los piratas de la Grande Frégate.

Los personajes (II) El hombre que pudo parar la guerra
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